viernes, 27 de noviembre de 2009

Cartas urgentes...Rosana





Hay cosas que te escribo en cartas para no decirlas.
Hay cosas que escribo en canciones para repetirlas.
Hay cosas que están en mi alma y quedaran contigo cuando me haya ido.
en todas acabo diciendo cuanto te he querido.

Hay cosas que escribo en la cama.
Hay cosas que escribo en el aire.
Hay cosas que siento tan mías que no son de nadie.
Hay cosas que escribo contigo.
Y hay cosas que sin ti no valen.
Hay cosas y cosas que acaban llegando tan tarde.


Hay cosas que se lleva el tiempo sabe Dios a donde.
Hay cosas que siguen ancladas cuando el tiempo corre.
Hay cosas que están en mi alma y quedaran conmigo cuando me haya ido.
en todas acabo sabiendo cuanto me has querido.

Hay cosas que escribo en la cama.
Hay cosas que escribo en el aire.
Hay cosas que siento tan mías que no son de nadie.
Hay cosas que escribo contigo.
Y hay cosas que sin ti no valen.
Hay cosas y cosas que acaban llegando tan tarde.


Hay cartas urgentes que llegan cuando ya no hay nadie.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Nombres impropios...Sabina

No se puede afirmar
que me engañaba cuando me mentía.
se llamaba Osadía
y desde el primer día
tuvo la cobardía de avisar.

Quien tiene siete vidas
y dos ojos de gata callejera
no se va con cualquiera.
De su noche se espera
un broche de promesas incumplidas.

Mejor no equivocarse
no me pidas jamás lo que no doy
ya sabes cómo soy y si quieres me voy
dijo cuando acabo de desnudarse.

Ya ves
llegar a fin de mes
no era con ella asunto de dinero
se trataba más bien de merecer
un tren de pasajeros,
el tsunami de un mar hecho mujer
dispuesto en cada ola a renacer.
Se llamaba Herejía
cómo voy a saber
si me engañaba cuando me mentía.

Maestra en confundir
al diablo y al rey de los altares,
me citaba en los bares
con fuegos malabares
y luego se olvidaba de acudir.

La mañana y la tarde,
qué vaivén entre alarde y agonía,
todo lo confundía
su swing, porque sabía
mirar como un crepúsculo que arde.

Callada por respuesta
cuando jugué al dolor de corazón.
Su boca era un buzón de voz sin
compasión
dormido hasta la hora de la siesta.

Ya ves,
llegar a fin de mes
no era con ella asunto de intendencia.
se trataba más bien de comprender
la pura impertinencia
del sol cuando se cansa de asombrar,
del mostrador a la hora de cerrar.
Se llamaba ironía
y no puedo jurar
que me engañaba cuando me mentía.

Ya ves,
llegar a fin de mes
no era firmar un parte de sucesos,
se trataba más bien de envejecer
huérfano de sus besos
con fantasmas que aprenden a
crecer,
abrazos que se mueren por volver,
Se llamaba utopía,
me gusta imaginar
que me engañó cuando se despedía.
que me engañó cuando se despedía.